El pasado 11 y 12 de abril asistí a las Jornadas de la
RUEPEP. El lema del encuentro de este
año era “Estrategias y Alianzas para el Futuro de la Educación Permanente” y
quiso poner de manifiesto la necesidad de abrir nuestra forma de trabajar a
la colaboración entre Universidades e Instituciones para compartir objetivos.
Creo que la formación permanente, está adquiriendo protagonismo, y es
importante que ésta sea de calidad y con una buena oferta.
En las exposiciones, donde la primera fue realizada por la
presidenta de la Red, Neus Pons de la Universidad de Vic, destacó la necesidad
de acercamiento entre masters universitarios y propios, el tema de los precios,
así como la competitividad entre universidades. También habló de la relación
con las universidades privadas, donde se encuentra un 20% de alumnado de
masters universitarios. La cualificación de los trabajos, destacando que en
2020, solo el 15% será poco cualificado y el resto serán trabajos cualificados
y que la universidad tiene una gran responsabilidad en formar. Por lo tanto, se
deben definir itinerarios formativos más flexibles para atraer alumnado que
cada vez será más multigeneracional y multicultural.
Carmen Pérez, de la Universidad Autónoma de Madrid, destacó
que otro tema a tener en cuenta es la situación económica del postgrado y que
el escenario cambia mucho y muy rápido, por ejemplo, la proporción de
estudiantes mayores de 30 años ha crecido mucho y se debe tener también en
cuenta. La receta es la flexibilidad, argumentó e hizo un análisis de los
grados de experimentalidad de masters oficiales. Se solicita que se calculen
los precios de los masters, pero hacerlo es muy difícil y ello lleva a una
fuerte dispersión de los precios de los masters, sobre todo entre comunidades
autónomas, siempre teniendo en cuenta que en el master universitario, el
estudiante solamente financia una parte del estudio, el resto es dinero
público. Se proponen algunas alternativas económicas para minimizar el impacto
del precio en el estudiante, para al final conseguir el reforzar el principio
de equidad, que nadie se quede fuera de la universidad por la financiación.
Acto seguido, Jordi Adell de la universidad Jaume I de
Castelló, realizó una presentación sobre MOOCS. Fue una interesante
presentación donde explicó la historia de los MOOCS, sus precursores, allá en
2008 donde destacan los nombres de David Wiley, George Siemens y Stephen Downes.
Los contenidos eran provocadores y para que los alumnos interactuaran. Y así
fue como en 2011 Sebastian Trun y Peter Norvig hicieron un curso de
inteligencia artificial donde se matricularon 160.000 personas y 20.000
completaron el curso. En 2012 empieza Coursera, Udacity y Edx como pequeñas
startups de capital riesgo. En 2013 se popularizan los MOOCS. Es difícil
analizar estadísticas de los MOOCS, aunque las tasas de abandono del 20% tampoco
parecen muy altas, hay casos de gente que se matricula y no llega ni a entrar
una sola vez al curso. Por último se habla del futuro de los MOOCs como
posibles modelo de negocio: captación de talento y empleo, cobrar por
certificados, materiales, cursos de perfeccionamiento, plataformas publicitarias,
venta de camisetas, libros, o como marketing de postgrado (hacer la mitad del
curso como MOOC y el resto matricularse al Master), etc..
Se realiza un taller donde nos dividen en varios grupos, y
analizamos las principales problemáticas y escenarios de la formación continua.
Se realizan propuestas que posteriormente son presentadas en el grupo.
Posteriormente se realizan nuevas sesiones donde se habla de
que la universidad debe proporcionar a sus estudiantes el nivel necesario para
poder competir con estudiantes de otros países en igualdad de condiciones. Que
diseñar un master no se hace con vocación de durar muchos años, a diferencia de
los grados. Se habla de las problemáticas con ANECA y las certificaciones y las
diferencias entre el ritmo en la universidad y fuera de ella.
Por último se exponen casos de éxito de colaboraciones entre
universidad – empresa, y que esa relación existe de forma satisfactoria aunque
deba aumentar.
Un conclusión que me gustó: la vida es una carrera, pero no de
velocidad, sino de fondo.
Fueron unas jornadas muy interesantes.
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