Perdonadme que hoy me aparte un poco del tema que ocupa este blog, pero ayer por la tarde, realicé una especie de viaje al pasado que me dio que pensar…
Estuve paseando por la antigua fábrica de hilaturas Fabra y Coats del barrio de Sant Andreu de Barcelona, barrio en el que he nacido, crecido y en el que sigo viviendo.
Quien sea o haya sido de Sant Andreu, casi seguro, como es mi caso, que tendrá algún pariente más o menos cercano que haya trabajado en esa fábrica (que ahora, bueno, más lentamente de lo deseable, se está convirtiendo en equipamientos para el barrio). La fábrica se fundó en 1.903 para producir hilos de coser, zurcir y bordar y redes de pesca y ¡tiene una extensión de unos 31.000 metros cuadrados!.
Paseando por sus calles, dado que casi parece un pequeño pueblo, pude observar algunos de los locales que todavía tienen maquinaria y lo que me dio que pensar fue el contraste entre el hecho que, hace no tantos años se necesitaran 31.000 metros cuadrados para producir hilos de zurcir y que ahora me fijara en ese padre de familia que estaba al lado de otro padre, Samsung Galaxy en mano, hablando de las maravillas de Android y que, con un dispositivo que cabe en la palma de su mano pudiera realizar tantas cosas.
¡Cómo ha cambiado todo en relativamente poco tiempo! Veía las fotos de los trabajadores y trabajadoras de la fábrica y qué poco se podían imaginar cómo somos los que estábamos ayer paseando por la fábrica. Ahora casi no concibo ver o oír algo y no poder consultar en Google para obtener más información o consultar Google Maps antes de ir a un sitio o poder acceder al correo o a mis tweets desde mi móvil. De hecho, tenemos el privilegio de tener el mundo “literalmente” en nuestras manos, a través de los móviles y otros dispositivos y todo está mucho más concentrado, pero cuando oigo a algunas de las personas que trabajaron en esa fábrica y sus vivencias, siento una cierta sensación que igual la vida era más fácil, quizás no tenían tanta información, pero a veces también pienso que estamos un poco saturados de información.
En fin, son reflexiones de fin de semana que luego se olvidan cuando llega el lunes y entro en mi realidad actual en la que, como informática, vivo rodeada de innovación, tecnología, dispositivos, y en este mundo en el que hay que ser el más innovador y el más emprendedor y que está en constante cambio y evolución y, porqué no decirlo, ¡que me encanta!.
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